Después de que se decretara el final del partido, el propio jugador declaró que ese tanto era resultado “un poco de mi cabeza y otro poco de la mano de Dios”, dando así nombre a la jugada. El exfutbolista cedió durante 19 años la zamarra al Museo Nacional del Fútbol de Manchester, pero decidió subastarla este año porque creía que era “el momento adecuado para ello”.